¿Y si el último look de Rosalía fuese el más aspiracional?
Vol. 74 Tenía ese 'je ne sais quoi' que, a veces, parece lo único que importa (aunque este pensamiento sea una frivolidad)
Ya no vemos a las estrellas como antes. Los selfies son demasiado jugosos para todes, también para ellas, y a veces resulta más liberador hacerse una foto sin pensarlo demasiado que preparar otra durante horas. Además, los deseos y las tendencias apuntan hacia la naturalidad, sea o no fingida, y lo más guay ahora es mostrar lo despreocupado, lo feo, lo cero preparado a través de photo dumps.
Rosalía es una maestra en esto de lo casual y lo relajado. Sus fotos escogidas al azar (eso es al menos lo que queremos creer; si no, el influjo se rompe) son un caramelito que nos llega de repente, sin haberlo esperado, y que nos da subidón. Oh, un poquito de su vida, pensamos. Una vida que, por cierto, nada tiene que ver con esas fotos porque esas imágenes solo son lo que nosotras queramos que sean: en cada una de ellas ponemos nuestras ilusiones y todas nuestras ilusiones son distintas, aunque se encuentren en algún punto.
Algo así ha ocurrido con las fotos de paparazzi que se filtraron hace unos días en las que veíamos a Rosalía paseando junto a Jeremy Allen White. Más allá del vínculo que se haya creado entre ambos, lo que ha obsesionado a las que seguimos de cerca la cultura pop, es su estilismo. En realidad, también su actitud, pero una cosa está ligada a la otra.
Muchas personas se dedicaron a especular sobre las pintas de la Rosi. No entendían por qué iba así, como tan… tirada. Pero a mí me parece que va como hay que ir en Hollywood y que su vibe es el epítome de lo aspiracional.
Hace unos años, a partir de una foto de Dree Hemingway, comenté lo que me fascinaba ese fenómeno de ir con la cara lavada y con chándal de andar por casa. Y poco después, escribí: “Nunca lo he hecho porque soy una vaga, pero esta vez voy a copiar un look de cabo a rabo. En concreto, este, de Elizabeth Olsen porque es perfecto y evoca todo lo que quiero. Only in the States!”.
Ambos, como se puede ver, eran looks despreocupados, tirados… muy yankees, opuestos a los que ellas llevarían por la noche, cuando visten de etiqueta: el effortless afrancesado, que ha sido mejorado. Pero, sobre todo, hablamos de pintas que no suelen prepararse con la ayuda de sus estilistas, aunque, ¿quién sabe? Todo podría ser. En cualquier caso, como se trata de especular, yo especulo que han salido sin pensar demasiado y que solo se materializan al tener la mirada de la moda muy educada.
Me explico: cuando dominas el juego de la moda porque llevas años inmersa en él, te apetece romper los estándares. Lo mismo ocurre con la música, la literatura o cualquier arte. Solo es posible acabar con el canon cuando ya lo conoces bien. Y creo que aquí ocurre justo eso: la seguridad se percibe a la hora de crear estilismos demasiado relajados o en donde se mezclan patrones, materiales, tendencias… porque ¿qué más da? Todo lo que vas a encontrar en tu armario mola. No olvidemos, además, que Rosalía lleva unos shorts blancos de Prada y unas botas de Miu Miu. Y la sudadera azul es increíble.
Así que en un momento en el que la tendencia del abrigo equivocado o el zapato equivocado es lo más, llevar pijama a la calle es lo más top y el tuntuncore es lo que todas queremos, tiene más sentido que nunca llevar unas pintas así. Sobre todo por todo lo que nos transmiten: calma, ilusión, deseo… aunque aquí cada una puede rellenar la casilla con sus propios anhelos.