Reducción en Jorge Juan
Vol. 65 Trabajar de lunes a viernes para comerse un carabinero de Huelva el sábado por la noche en el restaurante más caro de la calle Ponzano no debería ser un planazo para nadie
No conocía The Rules hasta hace unas horas. Si vosotras tampoco sabéis de lo que hablo, se trata un libro (de autoayuda) que vendió dos millones de ejemplares y fue traducido a más de veintisiete idiomas cuando se publicó hace casi tres décadas. El manual lleva por subtítulo: Consejos infalibles de todos los tiempos para conquistar al hombre ideal y dejó huella en la cultura pop: Charlotte York, de Sexo en Nueva York, lo saca a colación con asiduidad durante las conversaciones que tiene con sus amigas, y las malas lenguas aseguran que también resultó fundamental para mujeres como Meghan Markle, cuando se prometió conquistar al príncipe más punk del reino.
Las dos pusieron en práctica las reglas que te permiten, en última instancia, convertirte en una creature unlike any other (CUAO) o, al menos, ser percibida como tal para conseguir ese ansiado propósito: conquistar a un hombre de alto valor. Sin haberlo leído, no resulta difícil imaginar qué se le presupone a una chica dispuesta a ennoviarse con el más guapo, el más rico y el más poderoso. En cualquier caso, aquí resumimos las principales reglas a tener en cuenta.
No empieces una conversación con un hombre (y no le pidas que baile contigo).
No cedas ni aceptes pagar a medias.
No lo llames y no acostumbres a coger sus llamadas.
No os deis más que un par de besos en la primera cita.
No tengas prisa por practicar sexo.
Déjale llevar la iniciativa.
No esperes que un hombre cambie ni intentes cambiarlo.
Sé honesta pero misteriosa.
Reglas que, si eres una buena chica y las pones en práctica convenientemente, te acercarán a la recompensa, al trofeo, que no es otro que mejorar tu estatus social, quedar con amigas para almorzar en el club de campo y pasar una agradable velada en la ópera. Pero parémonos en la noción de estatus porque es precisamente de lo que va todo esto. En la ciudad (y en el pueblo) los símbolos infectan cada espacio de nuestras vidas: se trata de contarle a los demás quiénes somos, y este dilema existencial lo define, aquí y ahora, nuestro trabajo y, en última instancia, en dónde vivimos, dónde cenamos y qué amigos tenemos. Pero también con quién nos acostamos.
La camiseta de Paris rezaba “Stop Being Desperate”, no “Stop Being Poor”.
Y para ligar bien, es importante parecer cara. Uso aquí una traducción directa del inglés (look expensive); en español, lo expondríamos de manera más sutil, pero los anglosajones tienen la capacidad de ser directos sin renunciar a marcar tendencia. Sobre esta cuestión, existen miles, seguramente millones de vídeos en TikTok, pero también en Youtube e Instagram, y otras redes sociales ya más minoritarias. Es un negocio en sí mismo y un motivo de preocupación para muchas mujeres; los consejos para tener ese estilo que te abre las puertas del cielo han cambiado a través de los años, pero siempre coinciden en una cosa: lo fundamental es no pasarse de la raya.
Esta youtuber a la que llegué por casualidad; bueno, en realidad me la sugirió la propia aplicación Dios sabe por qué, resume las claves para convertirse en una mujer elegante que no se esfuerza demasiado en serlo. Parece fácil: olvídate de los logos, nunca lleves prendas demasiado sexis; las joyas, siempre discretas; el maquillaje, exactamente igual; y las uñas a punto, pero no de gel.
Con respecto al maquillaje, existe una tendencia de sobra conocida por todas que arrasa entre la Gen Z: el clean girl look. Este beauty look consiste en tener la piel hidratada, radiante; maquillada sin demasiados excesos; sin contouring ni cejas híper trabajadas: lo de siempre, la cara lavada de toda la vida, pero con miles de euros invertidos en el proceso; ya sea con tratamientos estéticos o a base de calma diaria (el estrés y el trabajo no nos dejan un buen cutis, eso lo sabemos todes).
Pero, ¿para qué todo este esfuerzo? ¿Por qué esta urgencia por alejarse de la mayoría de la población? Las personas antes conocidas como chonis, y que ahora han conseguido vengarse de todos aquellos insultos clasistas dominando las listas de éxitos y marcando estilo, siguen siendo demonizadas por una gran parte de la masa. Sus looks, excesivos, les parecen vulgares; o como ellos dirían, ordinarios. Y las mujeres que se presentan ante los demás de esta guisa jamás consiguen el dinero y la fama; quizás sí un tipo de dinero y un tipo de fama, pero no el que una señorita querría.
En definitiva: los años pasan, las tendencias cambian, pero nuestros anhelos y miedos solo se renombran. Siguen siendo los mismos, pero el problema persiste: nadie ha sido nunca feliz (ni lo será) esperando a que llegue el sábado para paladear una reducción en un restaurante fancy y con manteles blancos escondido en el callejón de Jorge Juan.
Vetements le ha dado la vuelta al meme fruto del Photoshop con la frase: “Stop Being Rich”.
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