La posibilidad de un amor
Vol. 77 La madurez de una sociedad se demuestra tambiΓ©n a la hora de entender el amor y de recrearlo
Acabo de ver Vidas pasadas. Llevaba semanas, meses quizΓ‘s, queriendo verla. Me imaginaba conmovida en el cine, alejada por un momento de la incapacidad para el disfrute que ya ocupa casi todos los espacios de mi vida. Yendo al cine o a un museo consigo acceder a esos otros lugares que estΓ‘n y que ya casi nunca visito. TambiΓ©n puedo entrar a ellos yo sola, pero para eso necesito una despreocupaciΓ³n que no abunda. Siempre hay algo de lo que preocuparse, algo que mejorar.
Esperaba eso que hallΓ© cuando fui a ver Creatura o Perfect Days. No fue asΓ, pero no siempre es responsabilidad de la pelΓcula. Supongo que hay que dejar pasar; mantener abierto algΓΊn tipo de conducto. El mismo que interviene durante una quedada con amigues. No vale con estar.
AdemΓ‘s de la bellΓsima fotografΓa y de algunas escenas que me interesaron, Vidas pasadas me hizo pensar en ese estado liminar y gaseoso, tantas veces presente durante el amor. Por cΓ³mo vivo las cosas que me pasan y mis relaciones, siempre me ha costado empatizar con esa determinaciΓ³n tan propia de las generaciones pasadas y que ahora esta pelΓcula se permite cuestionar. Esa manera de categorizar el amor en conductos estancos, sin matices, fΓ‘cilmente descifrables. Que huyen del conflicto, entendiendo el conflicto como aquello que nos permite abrir puertas a otras realidades, se materialicen o no.
Por momentos, pensΓ© que la presencia del marido de la protagonista entre los dos amigos de la infancia era mojigata y conservadora. DespuΓ©s cambiΓ© de opiniΓ³n. Era precisamente esa tensiΓ³n la que me interesaba. La misma que cuestiona los amores monolΓticos y escritos en las estrellas; la que se pregunta sobre todas esos afectos que no tienen por quΓ© ser, pero que son. Los que surgen por casualidad y porque las circunstancias βlas mΓ‘s mundanasβ los han hecho posibles. Siempre hay una dosis de deseo y otra de determinaciΓ³n a la hora de enamorarse.
El marido al que antes consideraba celoso y entrometido, me pareciΓ³ de repente honesto; adulto para entender que existen otras relaciones posibles. Relaciones que, en ocasiones, tienen mΓ‘s que ver con la nostalgia de un pasado lejano, con nuestros deseos frustrados o con la posibilidad de recordar a nuestro yo de entonces. Como ocurre, por otra parte, con cualquier relaciΓ³n sexoafectiva.
Casi nunca me he inclinado por las decisiones rotundas βhoy te quiero, maΓ±ana no hablamos nunca mΓ‘sβ y sospecho que los amores cambian y adquieren distintas formas, por eso no me siento cΓ³moda siendo tajante. Recurrir al contacto cero o ya no echar de menos a una persona solo porque has decidido empezar algo con otra no es realista. QuizΓ‘s mΓ‘s cΓ³modo, mΓ‘s fΓ‘cil en ocasiones de barullo mentalβ¦ QuizΓ‘s nos permita seguir adelante y levantarnos de cama un dΓa mΓ‘s.
No voy a ser yo quien cuestione el statu quo; lo que supone un alivio es que al menos sepamos quΓ© ocurre realmente durante el truco de magia. Y que, como sociedad, estemos ya preparadas para descubrirlo.